Courtney Nichols Gould, emprendedora de éxito, cofundadora de NewAtlantisLabs y SmartyPantsVitamins, nos ha explicado cómo en torno al Omega 3 se puede generar un negocio que, además, ha tenido muchísimo tirón en plataformas como Amazon. Pero, a su vez, nos ha concienciado también de que, paralelamente, hay que saber cuidar el entorno y crear modelos sostenibles desde todos los puntos de vista.

"El negocio que nos educó en esta conexión entre la salud marina y la salud humana se llama SmartyPantsVitamins y comenzamos con él porque lidiamos con un problema con el que también lo hacían otros muchos padres: las brechas en las dietas de nuestros hijos. Nuestro hijo de dos años solo quería comer comida blanca y terminamos buscando un multivitamínico para abordar esta brecha en su dieta", ha explicado con total sinceridad Gould.

Pero ese multivitamínico tenía unos condicionantes: "Queríamos que fuera asequible y queríamos que fuera de una empresa con la que nos sintiéramos bien. La buena noticia era que esos productos existían, pero el problema era que había seis multivitamínicos diferentes, y para nosotros ese era un problema que sentíamos que podíamos resolver". Lo abordaron en 2011 desde la perspectiva de la salud infantil en los Estados Unidos y vieron que los suplementos en realidad eran baratos y fáciles de tomar, pero no era así con los ácidos grasos omega-3. "Los niños en los Estados Unidos no estaban recibiendo suficiente, pero tampoco adultos de todas las edades", ha señalado.

Una de las razones es que "oímos hablar mucho sobre el mercurio y hemos sido educados sobre el problema de la acumulación biológica, que cuanto más grande es el pescado que estamos comiendo, más mercurio es probable que obtengamos. El problema de la bioacumulación es real y, lamentablemente, en el caso de las mujeres embarazadas, donde es tan importante para el desarrollo fetal y la salud fetal, se reciben recomendaciones de no comer pescado".

Empezaron a pensar en cómo podían hacer un producto que abordara todos los problemas que los padres querían resolver, pero de manera responsable, asegurándose de que fuera un producto limpio que los niños tomarían a diario. Apostaron por la sardina anchoveta, "una fuente mucho mejor y una solución mucho mejor para nosotros". Asumieron un riesgo financiero bastante grande y siguieron adelante con un producto que, en Amazon, fue la primera empresa del país en vender un multivitamínico que combinaba ácidos grasos omega-3 de manera sostenible. "Nos centrábamos en fuentes solo de peces pequeños, era una parte clave de nuestro éxito". En seis meses se convirtieron en la vitamina número uno para niños y, en un año, en el multivitamínico y en el aceite de pescado número uno en ventas.

El problema de la sostenibilidad

Esta sardina de anchoa libre de mercurio venía de una pesquería peruana: "En realidad fue algo bueno porque demostró que se estaba gestionando de manera sostenible, pero se cerró porque la demanda había aumentado tanto que estaba al borde del colapso. Tuvimos mucha suerte porque vendimos nuestro negocio a una gran empresa con la que nos sentimos bien de asociarnos".

El aumento general del interés por los omega-3, pero también por la salud preventiva, se vio con el Covid-19: "La gente empezó a entenderlo muy bien, y sobre todo en Estados Unidos, donde tenemos un sistema sanitario terrible".

Gould ha expuesto las tres conclusiones clave de su experiencia. En primer lugar, "nuestros destinos están ligados a los peces. Nuestra salud depende de un ecosistema que funcione sano y el ecosistema sano ahora depende de nosotros". También aprendió que "tenemos que encontrar una manera de apoyar a estas comunidades que viven adyacentes a estas áreas. Si no abordamos la pobreza, la gente solo estará tratando de alimentar a sus hijos". Por último, ha asegurado que "no estoy de acuerdo es que las decisiones que tomamos no marcan la diferencia". Así, ha contado el caso del Arapaima, un pez que estaba al borde del colapso, pero que con prácticas de pesca sostenible en 10 años se ha recuperado al 600%.